La luna que alumbra mis noches,
es celestina de milongas y parrandas,
es un farol que desde lejos,
ilumina los contornos del deseo,
y se refleja en el agua mansa.
La luna que me acompaña,
es una dama nocturna acicalada,
vestida de brillo y fiesta,
se asoma al balcón,
para escuchar serenatas.
La luna hermosa me ama,
me abraza para bailar,
sigue fielmente mis pasos,
y escuchamos juntos cada nota,
hasta que nos despida el alba.
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