jueves, 20 de febrero de 2020

El suicidio

Cegado va al timón,
perdiendo el rumbo
de este galeón que partió
hace tiempo y olvidó
su origen y su camino.
Arropado entre tinieblas,
que como monstruos
y enemigos lo ahogan,
no dejándole más remedio,
que naufragar en esas aguas
tempestuosas que en otrora,
fuese el mar de la libertad.

viernes, 14 de febrero de 2020

Callecitas de Giardino,
alfombradas de pétalos,
iluminadas en las noches
por la luna plateada,
perfumadas por jazmines
y madre selva,
enmarcada entre sierras.
Tierra de amaneceres puros,
de cantos de aves
y donde los caninos
te escoltan a tu morada,
moviendo su cola
con gran alborozo
de amigo fiel.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Fuelle que en la lejanía
llena mis pensamientos
en un acto de melancólica
y desenfrenada pasión,
cautivándome tus notas
mis pies siguen tu ritmo,
y mi pecho, se ensancha como vos
al respirar este tango sentimental.

Piano forte que apuntalas
cada paso que doy,
arrancándome nostálgicas lágrimas
de añoranza y deseo de caminar
el piso de la milonga,
que una vez recorrí en los brazos,
de una mina milonguera
de cadencioso andar.

Violin señorial que repiqueteas
tus cuerdas vibrantes,
como mis sentimientos al escuchar
estas melodías del ayer,
que aún hoy erizan  mi piel,
reviviendo memorias de un amor,
que dejó huella en mi corazón
tan hondas como un mar.

Bajo grave y profundo,
en el fondo de este tango,
resuenas en tu cámara,
como los acordes en estas paredes
enmohecidas y teñidas
por el tiempo y la respiración
de las parejas que un alba
vio amanecer abrazadas.

sábado, 8 de febrero de 2020

Rios envenenados


Derraman odio y envenenan,
los fluidos vitales que recorren,
las que ahora también son mis sierras.

Con las pupilas silenciadas,
y apagadas las llamas de la vida,
reina la muerte en esta tierra.

¡Oh! ser ruin y despiadado,
caiga sobre su ser maligno
todos los días negros y de horror.

¿Cómo restaurar la vida?,
¿cómo proteger el edén?,
entre tanta desidia y maldad.

sábado, 1 de febrero de 2020

Embriago mi sentidos
con el dulce sonar de un violín,
con el rítmico y rezongón bandoneón.
Sería que me esperaba a estar solo,
para enamorarme y adueñarse de mi
y cada hebra sensible de mi ser
vibra con el bajo
con la grabes notas
que mi corazón latió.

Humectan mi reseca garganta,
las copas de vino en el viejo cafetín,
que en otrora, viejo salón de milongas,
piso paseado por milongueros del ayer,
hoy reviven en sus muros,
un tango que sigue más vivo que nunca,
recreaciones de melodías de antaño,
como crisol de culturas, que esta nación,
en su seno acogió.