miércoles, 11 de noviembre de 2020

 Sin verbos que indiquen 


que seguimos con vida,


esta tristeza, esta melancolía


nos sostiene en un halo de misterio.




Ya nada califica esta muerte lenta


que enmudece la prosa y el verso,


que en otrora motivara el pulso ágil,


de quien escribiera fantásticos cuentos.




Esta tácita agonía aniquilante


como tinta que mancha la fibra,


sin esbozar vocablo conocido,


solo amorfos sonidos y miedo.




Sin ánimo de expresar sentimientos,


ni historias heroicas del ayer,


los campos fértiles de la imaginación


se secan como un desierto de olvido.