La vida sigue su curso,
como el río que atraviesa el valle,
desde su nacimiento hasta su entrega al mar.
Cada vida es un río, cada ser individual es único,
pese a la frivolidad y la superficialidad,
del consumo banal.
Hay ríos que se enriquecen en su recorrido
y hay ríos contaminados y muertos.
Hay ríos que crecen solos,
hay ríos que se unen para crecer.
Hay rios que nutren
y hay que se secan en su cauce.
Hay vida, hay sufrimiento,
hay aprendizaje y hay desconocimiento.
Hay sensibilidad y hay trivialidad.
Hay ultraísmo y hay egoísmo.
Hay abrazos y hay distancia.
Todos, todos llegamos al final
vivos o muertos hace tiempo.