Noche de milonga

 Ochos y caminatas cadenciosas,

escucho el fuelle a la vez que tú respiración.

El piano forte acompaña nuestros pasos

y esta melodía de violín impregna mis sentidos,

como este vino y estos besos que te di.

Que no acabe esta noche de milonga,

que no tenga fin.

Ochos y caminatas cadenciosas,

el fuelle rezongón  y tú intensa respiración.

Los instrumentos se unen en un frenesí,

los giros y sacadas dibujan la variación.

Estas notas y estos pasos me unen a vos.

Que no acabe esta noche de milonga,

que no tenga fin.

Noche de milonga y bohemia,

tango, milonga y vals, solos vos y yo.

VIDA

 Verde luz que atraviesa la clorofila,

de las hojas tiernas y sus nuevas yemas,

observo desde abajo de las copas frondosas,

de este jardín, de este bosque, de este huerto.

tan prolífico y  lleno de vida.

Roja, magenta, azul, amarillo resplandor floral,

de sus frutos, de las alas de mariposas y aves,

que anidan en sus ramas y leñosos troncos.

Y se nutren de sus néctares, de sus savias y semillas,

cuan generoso vergel, cuanta riqueza compartida.

Bosque, jardín, huerto que se nace y se renueva,

vida que oxigena, vida que alimenta,

vida que es historia y sabiduría.

 La calidez del abrazo, el beso sentido,

y un suspiro de amor sincero,

iluminan el adios sin regreso,

entibian el frio invierno de la partida,

y humectan las hojas secas 

como piel dolida.

La ternura de la caricia, las risas compartidas,

y un cariño de amor sincero,

iluminan las oscuras noches sin luna,

derriten le hielo de la dolorosa partida,

hidratan los pétalos marchitos,

como piel herida.

Cuan fuerte es el amor,

para mantener la llama viva.

Sin despedida

Sin despedida, se guarda la esperanza,

el deseo del reencuentro

o de un promisorio futuro.

Una llamada, una noticia, unas campanas,

y se enluta el corazón.

El dolor es un veneno,

que vence al amor.

Sin despedida, se conserva el sueño,

el anhelo del abrazo y el beso,

o de un luminoso amanecer.

Una llamada, una noticia, unas campanas,

y se desgarra el corazón.

 

El dolor es un veneno,

que vence al amor.

 En la luz de tus pupilas,

hay una especie de embrujo,

un hechizo infalible

que me hace sucumbir,

sin siquiera saborear tus labios dulces

o recorrer la geografía de tu cuerpo.

En el brillo de tu cabello,

hay un tipo de magia,

un sortilegio cabal

que me hace rendir,

sin siquiera oler el aroma de tu carne

o explorar tu paradisíaca figura.

¡Oh! bruja del encanto,

¡oh! hada de la pasión.