Cuan irrisoria es esta superflua vida,
la superficialidad socavaba,
los sentires genuinos,
los valores verdaderos
y la manifestación del amor,
que se brinda sin contraprestación.
La banalidad choca ante el muro,
la sólida pared de la enfermedad,
antes el lujo sin mesura
y el despilfarro, la vida es una sorpresa,
una gran marea que nos sostiene
y nos hundirá sin avisar,
Detenido el ritmo desmesurado ,
la producción artificial y depravada,
¿sucumbirá la mentira de la usura?
¿claudicará la plástica vida?,
deteriorada por un agente natural,
que nos despierta de un maléfico proceder.
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