lunes, 7 de marzo de 2022

Me he quedado sin aliento

al ver la maravilla del color

y vuelo de las aves.

He viajado con ellas largas distancias

y conocido paisajes asombrosos.

Me he quedado sin aliento

al observar la astucia de los predadores

y de las presas para sobrevivir.

Me he ocultado tras los matorrales

y esperado el momento crucial.

Me he quedado sin aliento

al atravesar las cascadas 

y los arcoíris que forman sus miles de gotas.

He sentido el poder del agua

sobre la roca en su lecho.

Me he quedado sin aliento

al escuchar la música, al presenciar el arte,

las formas y los espacios.

He transcurrido el proceso creador,

su influjo en la materia y en la atmósfera.

Un estupor, una asfixia, un agobio

se apoderan de mi.

La avaricia, la injusticia, la violencia,

la crueldad son velos oscuros

que se extienden sobre todo lo bello.

Un ruido ensordece, unas llamaradas enceguecen.

La decadencia es una plaga

que infesta todo rincón.

La llama efímera de la vida, se apaga.




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