Imagino las horas como las hojas de otoño,
que vuelan con el viento frío que torna su color,
caen al suelo y se degradan poco a poco.
Imagino las horas como los pétalos de las rosas,
que alguna vez coloridas y perfumadas,
van perdiendo su encanto y suavidad.
Imagino las horas como las gotas de lluvia,
que incrementan el caudal de los ríos,
desembocando en un vasto océano donde todos terminan.
Y bailamos desafiando las horas,
ajenos a su transitar, inmortalizamos el abrazo,
imaginemos que este momento no tiene fin.
Retemos al tiempo, vivamos, bailemos…
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