Como una araña recorre la superficie,
sus yemas como piececitos delicados,
caminan y acarician, esperando un estímulo,
un consentimiento que le permita…
Siguen y se hunden, penetrando los bosques,
los peina como campos de pasto,
el placer del escarceo no tiene fin.
En la intimidad todo lo consentido
por ambos es válido y han de entregarse.
Las pasión ha de ser inmensa, consumar el deseo,
la atmósfera es húmeda y llena de colores,
todo el rango del prisma que ambos sueñen,
durará ajeno al tiempo, perdurará en sus pieles,
grabado en sus memorias, ajenas uno del otro.
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