Pelos en la almohada,
unos ojos cristalinos y sinceros
un jadeo que busca juego,
ronroneos de amor y ternura.
Huellas de mis seres amados
sobre mi camisa blanca,
lamidos sorpresivos
escarceos de cariño.
Cómo no amarlos,
cuando su ser nos llena
de la paz que ellos emanan.
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