Gruñen y muestran sus dientes como bestias
amenazantes , crueles y despiadadas,
a punto de romper el delicado equilibrio.
La maldad encarnada, desprovista de emoción
desgarra una vez más la preciada vida,
arrojando desdicha y tristeza,
sepultando bajo pesados escombros de dolor
a hermanos que se enfrentan ciegamente.
Las heridas del pasado vuelven a sangrar,
en un ciclo perverso de enajenación.
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