La vida es como una calesita
decía el viejo mendigo en la feria,
aludiendo a sus años de gloria.
Y haciendo esta metáfora
se quedaba absorto en el movimiento,
continuo girar que por unos
minutos alegraría a algunos niños
y los padres que los acompañaran.
Nadie se percató de aquel niño tímido,
un chico que paseaba solitario,
como espectro inadvertido.
El viejo volvería a decir algo
al deterse, sugiriendo cuantos
han gozado de este corto viaje
llamado vida, como giro de calesita.
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