miércoles, 15 de abril de 2020

La cabellera y la barba plateadas,
rastros del tiempo vivido,
ojos claros como el cielo más puro
en un día soleado, me miran con calidez
acompañados de su tierna sonrisa,
inspirando este amor que nace
como la planta silvestre,
en este lecho arduo y rocoso.

La vida en su misterioso rodar,
lo ha traído a mi orilla,
como hoja que cae a la corriente,
recorriendo a lo largo del rio,
como barquillo improvisado
que salva la vida de un ser,
una hormiguita viajera,
rescatando la vida y el amor.



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