Al partir, es honroso dejar que los árboles
se nutran de los restos y estos den frutos
a las aves, seres envidiados por sus alas
y el poder de sobrevolar todo lo terrenal
allende las llanuras, montañas, mares
y zambullirse en el azul del cielo
como mar eterno y profundo.
Al partir, las napas daran de beber
a todo ser vivo que lo merezca,
todo ser que en su sencilla existencia
cohabite en armonía con otros seres
y congéneres, herederos reales de este paraíso
que en otrora respirasen el aire puro
de los bosques llenos de vida.
Al partir, se llenará de color todo lo gris,
la música cósmica y del más allá
ambientará cada recoveco de las grutas,
de los acantilados, de los escondrijos
y hendiduras de las rocas,
el viento como voz que sopla un instrumento
se filtrará entre los espacios que dejarán los cuerpos.
Al partir, la esperanza y la dicha estará servida
para otros...
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