Rompen las olas la calma y el silencio,
desequilibrando el estado absorto
en el que me sumerjo forzosamente,
cuando lejos de la atmósfera encantada
donde mis oidos tanto como el resto de mi ser,
despierta, respira y se siente vivo.
¡Oh tango! que me hiciste tuyo,
que sin vos, sin tus abrazos y sin tus ritos
no se vivir, ni existir siquiera.
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