Posando se yerguen las garzas,
de su níveo plumaje se ha dicho tanto
y como aves que admiro
percibo de ellas un gran amor,
de esos que se van y se disuelven
como quien se esconde
tras el velo del horizonte.
Y son las garzas puras y blancas,
elegantes musas de las aguas
que han llegado para darme
una bienvenida o un adiós,
como novias que esperan en el puerto
y su llanto o su sonrisa,
se funden con la brisa del mar.
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