Entre tango y vino,
las musas me visitan,
usándome de interlocutor
de sus mensajes de amor,
de su iluminada presencia,
de su mágico existir.
Entre tango y vino,
discurren las horas,
tiempo que caduca
mi efímera existencia,
este tren imparable
que viaja sin descanso.
Entre tango y vino,
me pongo en pié
y bailo, bailo y sueño,
imagino los abrazos
que anhelo y deseo,
en una noche de bohemia.
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