Derraman odio y envenenan,
los fluidos vitales que recorren,
las que ahora también son mis sierras.
Con las pupilas silenciadas,
y apagadas las llamas de la vida,
reina la muerte en esta tierra.
¡Oh! ser ruin y despiadado,
caiga sobre su ser maligno
todos los días negros y de horror.
¿Cómo restaurar la vida?,
¿cómo proteger el edén?,
entre tanta desidia y maldad.
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