Amanecer entre la bruma,
velo tenue que cubre los contornos,
seductores y volubles cuerpos,
que al insinuarse provocan,
las más fantasiosas ideas
que una mente fecunda
pueda soñar y recrear.
Esa capa blanquecina y húmeda
acaricia levemente las pieles,
tiernas y sensibles,
que al excitarse se liberan,
se purifican y trascienden,
alcanzando la cúspide del color
una vez desnudas y reveladas por el sol.
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