lunes, 7 de noviembre de 2016

La Tempestad

El rugir de la naturaleza, se manifestaba
Para disminuir todo alarde de grandeza
Un ser creció se hizo fuerte y poderoso
Debería aprender a imitarla, a respetarla
Un trueno, un relámpago le recordarían
Su pequeñez, la nimiedad de su existencia

El rugir de la tormenta, se acrecentaba
Como opera épica que llega al culmen
Al momento clave de una historia heroica
El ser asombrado, interrumpe su tarea
Inhala el aroma del ambiente en los días de lluvia
Obligado al fin, a meditar, a reescribir su historia

El rugir de la tempestad,  fuertemente sonaba
Su eco, hacía temblar las puertas y los cristales
Retumbaba contra el suelo y los muros
Como tambor que asemeja el galopar de las bestias
O quizás órgano de viento que conmemora la gloria
De pronto un piano forte que golpea las cuerdas

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