Aún tras la media luna, las cruces y las estrellas,
bajo las cúpulas, las torres, campanarios y minaretes,
bajo las banderas rojas, los saludos de brazos violentos,
los amantes son sentenciados al silencio,
al encierro, a la tortura y la muerte.
Aún la sangre brota de su cuerpo y fertiliza
el suelo que los vio nacer y los victimarios,
los victimarios están despojados de sensibilidad,
única tabla de salvación de esta humanidad perdida.
Mas allá del arcoíris brilla el sol
y los colores vibran con intensidad para todos,
nuestra bandera flamea en cada corazón
que siente y vive con toda libertad.
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