Y en el silencio, en la calma ineludible,
cuando pocos pueden escuchar
la música predilecta del amor sincero
se renueva la fidelidad profesada,
esa entrega ciega en el encuentro,
con el otro o consigo mismo,
donde las sombras se abrazan,
donde todo se desdibuja en un vacío
o quizás, en la multitud hacinada,
pero solo la sensibilidad a flor de piel
puede captar al llegar ese momento,
de músicas de otros tiempos inimaginables,
y que nos acompaña por siempre,
como la muerte o la vida,
pero más noble, sutil y vaga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario