En la luz de tus pupilas,
hay una especie de embrujo,
un hechizo infalible
que me hace sucumbir,
sin siquiera saborear tus labios dulces
o recorrer la geografía de tu cuerpo.
En el brillo de tu cabello,
hay un tipo de magia,
un sortilegio cabal
que me hace rendir,
sin siquiera oler el aroma de tu carne
o explorar tu paradisíaca figura.
¡Oh! bruja del encanto,
¡oh! hada de la pasión.
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