Peina el viento los pastizales
y la luz incide en las flores
y en las hojas que recobran
su brillo primaveral.
La brisa leve arrulla y mece
las ramas de los árboles
que protegen y alimentan
las aves silvestres.
Son las sierras piezas
de un collage esmerado
y sus laderas rocosas
brillan como espejos.
Venza el agua pura
de la bienaventurada lluvia
el peligro mortal de la llama
que destruye este eden serrano.
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