Me enamoré de la milonga
Y en un abrazo me entregué
Adoro e idolatro,
La cadencia de las minas,
La expansión de un fuelle
Y el intenso frenesí de la variación.
Me enamoré de la milonga,
Y en una caminata me perdí,
Brindo culto y devoción,
Al abrazo del malevo,
Al movimiento del arco del violín
Cuyas notas melodiosas, un giro inspiró.
Me anamoré de la milonga,
Y su respiración me cautivó,
Venero y exalto,
La rítmica de los pasos
Cuando el piano resuena,
En un instante de intenso fulgor.
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