lunes, 1 de mayo de 2017

¡Hoy no hay poesía!

¡Desde el edén!

En el edén terrenal, ya no nacen los sueños, las sensibilidades se secaron al viento  cálido que viene del desierto, desierto artificial de esterilidad humanoide, viles rapaces devoradores de recursos, consumistas de imágenes y ruidos mal engendrados.

Este paisaje idílico ya no alberga alegría, solo los seres nobles disfrutan de lo que queda y viven según las leyes en que nacieron. El ser villano cubierto de un callo duro, es indolente y posee un aire de conocimiento, que se desvanece como el humo que emana de sus artilugios, por no decir de sus desdichadas lucubraciones y falsas autoimágenes de grandeza.

Este rico jardín, incubadora febril de vida, las horas pasan contadas como gotas de agua que luego desbordan en una gran inundación de despilfarro, de alardes de fiesta y celebración, de banalidad elevada a deificación, alabada en templos omnipresentes y atemporales, donde los nuevos cánones se erigen y se destruyen una y otra vez.


Ya este pedazo de fértil suelo de ilusiones, perdido y olvidado en los anales de historia natural, espera silencioso el colapso de la era negra y empiecen los días limpios, un mañana tranquilo, un futuro sin pretensiones, un porvenir…

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