La flor silvestre en su delicadeza y sencillez
resiste vendavales y tormentas
forma con sus hermanas
el bordado de encaje que adornan los caminos
como en los vestidos de las paisanas
enmarcan la belleza sutil
de lo ingenuo y genuino
La flor silvestre engalanada
con el brillo de una gota remanente
del diluvio o del rocio nocturno
insiste en perdurar viva y fuerte
dando una lección al forzado artificio
demolido y reducido a escombros
mientras la flor silvestre, sigue erguida y bella
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