Lluvia de abril, calma y serena,
humedece este suelo
que empieza a cubrirse
y vestirse de gala,
con las hojas doradas
ofrecidas por los árboles.
Contrasta el ocre y rojo bemellón
con el azul claro del cielo,
reflejado en los acuosos espejos,
de las ondulaciones del terreno,
nutrido y cobijado en otoño,
luce romántico su alfombra vegetal.
Anuncian tus frescos días,
la gélida oleada invernal,
ofrece tu grano dorado,
tus cosechas y flores tardías,
atraviesan el cielo las aves migratorias,
y las criaturas, cobijo buscarán.
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