Descubrir en cada soplo de brisa
los susurros de la madre natura,
distinguir en cada perfume,
las notas aromáticas de las flores,
y disfrutar de la tersura del pelaje
de las criaturas más hermosas.
Debo tanto a la vida por este viaje,
que le canto a ella en palabras,
tan insuficientes para describir
a la más perfecta belleza imaginable,
a la más sublime de las experiencias
que un simple cuerpo puede explorar.
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