Con la piel arañada y deshidratada
El arte es un ave moribunda
Mas allá del cielo perceptible
La imaginación vislumbra
El ser creativo se enriquece
Oh frívolos y mundanos mercantiles
Despojados de toda pasión sincera
Ya los ojos cegados por la inmundicia
Barro monetario donde nadan
Tristes máquinas bípedas
Distantes de los seres sensibles
Que aún no respiran su aire enrarecido
Lluvia ácida que carcome e inmuniza
De toda cultura nacida del gozo sublime
Moriremos quizás felices en nuestro afán
De moldear, bailar, pintar, escenificar
Siempre contrarios a la masificación
A la destrucción de lo exquisito
A la trivialidad e ignorancia del títere
Manipulable y vencido
Que olvidó ser humano y vivir
Asistimos tal vez al ocaso del arte
Ya no corre la sabia en el árbol añoso
Las aves del delta ya no lo habitan
Los egos fueron puñales entre hermanos
De sangre y de fraternidades extintas
Las espinas metálicas degollaron los
héroes
Los últimos campos fértiles desertificados
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